Miguel Angel Roca: “Nada sustituye a la competencia y compromiso del que enseña”

Entrevista Miguel Angel Roca

Entrevistas, Nombres de la Psicología, Psicología Clínica

Miguel Angel Roca: defensor del consultorio como mágico espacio donde aprender y poner muchos de sus asuntos en orden 

Un privilegio, de esta manera podemos llamar a la coincidencia histórica que nos ubicó en el mismo tiempo, en la misma época. Bajo varias dualidades hemos convivido: profesor-alumno, colega-colega y por qué no amigos. Voz autorizada dentro de la ciencia psicológica insular. Al hablar de psicología clínica es necesario tenerlo como referente obligatorio. Mas de cuatro décadas avalan su labor académica, convirtiéndolo actualmente en Profesor Titular la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. 

Con entusiasmo respondió a nuestro llamado. La jovialidad no faltó entre tantas preguntas y el Profesor Roca como suele conocerse en el ámbito académico conversó y conversó sin cesar. Doctor en Ciencias Psicológicas desde 1994, su extensa trayectoria incluye la tutoría de casi dos centenares de tesis en todos los niveles, siete libros como autor y mas de 100 artículos. Miguel Angel Roca Perara, entre las múltiples funciones que ha desempeñado destaca la actual presidencia de la sección de Psicología Clínica de la Sociedad de Psicólogos de Cuba.

A continuación la entrevista: 

¿Qué opinión le merece el desarrollo que ha alcanzado la psicología a nivel internacional? 

Por obvias razones de su objeto de estudio: la PERSONA, la psicología es la profesión que mas aficionados tiene, ¡todo el mundo cree que es psicólogo o quiere serlo!,… y esto nos obliga a sus profesionales a ser y estar cada vez mas capacitados y demostrar mas competencia y eficacia en nuestras acciones, tanto profesionales como científicas, mas aún en un contexto universal que impone hacerlo en medio de un elevado y exponencial desarrollo de las Tecnologías de la Información y las comunicaciones (TIC). 

Pienso que esto está a tono con el desarrollo que ha alcanzado la psicología a nivel internacional, aunque con obvias e inevitables diferencias entre los distintos países con franca desventaja para el sur,… pero de hecho el progreso de la psicología no se detiene como puede apreciarse en el desarrollo, a finales del pasado milenio e inicios del presente, de sólidos movimientos epistemológicos como la tendencia a la integración o el reverdecer del constructivismo, sin ignorar la emergencia de tendencias aplicadas como la psicología positiva (PP) empeñada en poner en primer plano la parte valiosa de las personas, sus fortalezas y oportunidades en aras del bienestar, o las prácticas psicológicas basadas en la evidencia (PPBE) que buscan la legitimación y visibilización objetiva del quehacer profesional. 

Añádele a lo anterior que cada vez se reconoce y respeta más el papel del factor humano en cualquier proceso o esfera de la vida, ya sea la salud, la educación, la empresa, el deporte, las instituciones todas, en esa “aldea gigante” en que se ha convertido la humanidad con el desarrollo de las tecnologías de las telecomunicaciones y la informática y que han sido productivamente incorporadas por la psicología. 

En este sentido son abordados múltiples problemas humanos actuales como los derivados de la diversidad, que incluye la identidad, la sexualidad y el género, lo cultural, la religión, la raza, la discapacidad, el envejecimiento, las competencias, no menos que las creencias e ideologías. Se trabaja en aras del empoderamiento de los menos favorecidos, en el desarrollo de las teorías críticas apostando por un mundo mejor. 

Creo que en este entorno, la psicología tiene un papel protagónico de primera línea, a pesar de los retos de trabajar con el más complejo y tantas veces impredecible objeto de estudio: el ser humano. 

¿Está Cuba en el momento actual a tono con las visiones más contemporáneas y actuales formas de hacer de la psicología en el mundo? ¿Por qué? 

Cuando me pediste esta entrevista te dije que lo haría distanciándome del siempre engorroso tema político, que suele servir de tribuna tanto a los cubanólogos o hipercríticos del modelo cubano, muchas veces con aires de oportunismo, como al opuesto, aquellos que hacen apología ingenuamente triunfalista de un modelo al que le abundan fisuras a la par que tiene logros que enseñar, a pesar de un férreo embargo (y créeme que no estoy repitiendo un cliché oficialista) de mas de 50 años que no solo tiene un impacto severo desde lo económico que enrarece extremadamente el panorama financiero de las personas – dentro de las cuales también nos encontramos los profesionales y científicos todos, con inevitables consecuencias que no llevan comentarios para la vida cotidiana y obviamente laboral-, sino también sobre el plano de la información científica actualizada, algo que obviamente supone una desventaja. INTERNET que es ya parte consustancial de casi toda la comunidad aún no está al alcance de la inmensa mayoría de cubanos y cubanas, tanto por el susodicho embargo que limita el acceso a múltiples sitios de autoridad científica, como por las también limitantes internas que lo restringen. 

A pesar de ello, por una u otra vía se busca y llega la información, los profesionales y científicos verdaderamente comprometidos con la psicología se actualizan, buscan información, se comunican con figuras líderes de los mas disímiles temas a nivel mundial. Solo a modo de ejemplo, la Sociedad Cubana de Psicología (SCP) tiene fructíferos vínculos de trabajo con la Asociación Americana de Psicología (APA) con fructíferos y prometedores intercambios. En este mismo sentido, no pasa un año sin que en Cuba se celebre al menos un evento científico internacional (Psicohabana, Psicosalud, Hóminis, ALAPSA) de amplia participación que permite valiosos intercambios que mantienen a nuestros profesionales estar al tanto de lo que ocurre en el mundo en la profesión. 

No creo por ello que exista una crisis en la psicología cubana, no sé si conoces bien su historia, desde lo formal la primera enseñanza institucionalizada de la psicología comienza en 1961 en la Universidad de las Villas y en febrero de 1962 en la Universidad de la Habana, sin una sólida historia académica propiamente dicha, pero si con unos cuantos antecedentes que ya hablaban de un pensamiento psicológico serio,… basta revisar en la historia los escritos de Félix Varela, José de la Luz y Caballero y Enrique José Varona; el día del nacimiento de este último por cierto marca el día de la Psicología en Cuba. 

Solamente poco mas de medio siglo después se logró una sólida consolidación científica en que se forma un número importante de doctores en ciencias psicológicas en el extranjero, a la par que se crea un tribunal nacional de grados científicos que ya ha formado una respetable cifra de personas que ostentan dicho grado, muchos jóvenes han seguido ese camino. De igual manera existe un variado número de maestrías, muchas de ellas con certificación de excelencia de las que han egresado no pocos extranjeros. 

Es una de las carreras universitarias que mas altos estándares exige para su ingreso,… no creo que pueda hablarse de crisis ante tales resultados palpables. 

De la misma manera que no creo que haya una crisis de la psicología cubana, tampoco podría decirte que está en su mejor momento de esplendor,… la ciencia, como todo en la vida, no progresa linealmente, tiene momentos de alzas y bajas y cuando una tan tensa situación económica afecta a casi toda la población, la ciencia no puede quedar indemne ante la limitante de recursos. 

Y si te hablo con honestidad, dicha situación económica impacta sobre todo a los mas jóvenes -y no solo a ellos- con una no despreciable frecuencia de migración que hace perder a la profesión una potencial parte de su capital,… aunque si te hablo como “abogado del diablo”, hasta esto es indicador de la fortaleza de la psicología cubana cuando casi todos los emigrantes encuentran un espacio en que continúan creciendo profesionalmente y son respetados en cualquier parte del mundo, incluso Norteamérica a donde llegan con mas frecuencia 

Como mismo se habla en el ballet de la presencia de una escuela Rusa, Danesa, Italiana, Francesa y Cubana a partir de la forma de asumir y hacer suyos los presupuestos teóricos y metodológicos de la enseñanza del ballet. En su opinión ¿podríamos hablar de una escuela cubana de psicología? 

Recuerda primero que todo que Arte y Ciencia no son la misma cosa aunque podrían hacer un buen matrimonio; existe una escuela cubana de ballet porque existe una Alicia Alonso que la fundó hace mas de setenta años y la ha enriquecido y nutrido constantemente con lo mejor de la producción danzaria en el mundo y con los aportes de nuevos bailarines y bailarinas (es primera vez que uso lenguaje de género, je, je), y hasta la exclusión de aquellos que no cumplan estándares elevados,… también en el deporte ha ocurrido algo similar, con altas y bajas, puede hablarse de una escuela cubana de boxeo que durante décadas ha garantizado no solo un buen número de medallas, sino que incluso ha dado resultados y fajas a boxeadores emigrados, en el boxeo profesional. 

Lo que pasa es que el término “escuela de…” a veces me parece presuntuoso para aplicarlo a cualquier rama del saber y el hacer humano que en determinado momento ha logrado un nivel de relevancia, pero que no es eterno y requiere ser renovado constantemente. Por eso preferiría no hablar de una “escuela cubana de psicología”, sino de una profesión que en Cuba ha logrado un prestigio y reconocimiento y que se esfuerza por ser cada día mejor y aportar sus experiencias al saber universal. Piensa que ya en Cuba se implementaba una Psicología de la Salud a finales de los 60s, cuando la propia APA no crea la División (38) del mismo nombre hasta mas de diez años después,… ¡eso es meritorio para aquellos colegas que apenas salidos de las aulas universitarias ya encontraban un nicho de acción para la profesión! 

Al leer sus publicaciones uno se puede dar cuenta de que realiza un importante énfasis en la psicología clínica ¿A qué se debe esto? 

No es que coloque el énfasis en la psicología clínica, es que SOY psicólogo clínico, ya con 41 años de experiencia profesional en que no he dejado de ver y atender personas sistemáticamente,… quien se respeta habla y escribe de lo que sabe –aún a riesgo pues siempre será mucho mas lo que no se sabe que lo que se sabe-, no de lo que no sabe. 

De todos modos, sabes que mi esfera fundamental de acción es la academia en ese lugar que tanto me ha dado que es la Universidad de la Habana, pero para poder dar una clase de psicología clínica hay que haber atendido y no dejar de hacerlo a “personas en problemas”,… con independencia que uno apoye con fuerza un modelo de psicología de la salud o de psicología positiva. 

Soy de los que defiende el consultorio como mágico espacio en que la persona puede poner muchos de sus asuntos en orden y aprender cosas que le hagan vivir más inteligentemente, y me gusta tributar a que así sea. Pero eso si, lo hago alejado desde cualquier connotación patologizante y de estigmatizante etiqueta psicopatológica, lo hago pensando en contribuir a que las personas lleguen a cosmovisiones mas constructivas y generadoras de emociones positivas,… porque honradamente, y tal vez en lealtad a Ellis, creo que el resultado de la psicoterapia no es “curar” a nadie, es sencillamente contribuir a que las personas lleguen a positivas filosofías de vida que les permitan no solo vivir mejor ellos mismos, sino también hacerles la vida mas fáciles a quienes le rodean. 

Si tuviera la oportunidad de cambiar algo en la forma actual de enseñar la psicología, ¿qué cambiaría? 

Hace ya unos cuantos años el entonces ministro de Educación Superior gustaba de decir que “la Universidad de La Habana era el buque insignia de la Educación Superior cubana”, y a mí que toda mi vida laboral se la he dedicado a ella, aquello me llenaba de orgullo y satisfacción,… porque soy de los que tienen eso que llamó Tom Peters “pasión por la excelencia”, aburro a mis alumnos exhortándoles a que apuesten por lo superior, por lo estético, por lo excelente, porque no comulguen acríticamente con lo superficial, lo mediocre, lo chapucero, lo vulgar,… aún en los mas difíciles momentos de la vida material. 

Después surgió un cliché que era la crítica a lo que dio en denominarse la “universidad elitista y tradicional” en aras de una educación mas universalizada, popular y accesible a todos, con la que no discrepo, pero a la que le exijo no menos excelencia. Ello supone ver la supuestamente élite no como algo discriminatorio del resto, sino como lo que merecen aquellos que con esfuerzo y competencia logran elevarse a un nivel cualitativamente superior de capacitación en aras del bienestar propio y de los demás. Actitudes así son las que hacen progresar a una nación. 

Creo que esto no es exclusivo de la psicología, debería estar presente en toda la educación -no solo la superior-, pero para el psicólogo que trabaja con el mas complejo de los objetos de estudio, el ser humano, la pasión por el óptimo bienestar de las personas debe ser permanente brújula para plantearse ser cada día mas competente. 

Esto ha sido un importante credo en toda mi vida académica que en nada cambiaría. Pero como autocríticamente tengo mentalidad elitista, en cuanto a la forma, si quisiera mucho más en cuanto a estándares actuales de enseñanza de los que hemos estado muy privados por razones económicas,… quisiera cómodas aulas ventiladas, pizarras digitales, computadoras en cada silla, acceso abierto e inmediato a lo mas reciente de la literatura científica, abundancia de materiales didácticos audiovisuales, laboratorios sofisticados. 

Como soy psicólogo clínico también quisiera un centro de orientación (con la misma disposición que el centro de que disponemos, el COAP, de muy decoroso apoyo a la formación profesional) con las condiciones ideales para la enseñanza de la psicoterapia, con una infraestructura de pruebas psicológicas e instrumental conducente a un más completo diagnóstico psicológico. 

Pero no te equivoques, todo esto pasa por lo material y la necesaria forma, pero que sin un sólido contenido, de nada sirve. Porque nada sustituye a la competencia y compromiso del que enseña, siempre he dicho que no hay plan de estudio más grande que el profesor que lo imparte, y todo este andamiaje material es incapaz de sustituir al personal docente que lo implementa. Acaso, ¿no conoces universidades con derroche de sofisticada tecnología e infraestructura, que sin embargo forman un mediocre profesional dogmático, de mirada estrecha y falta de creatividad, e incapaz de dar respuesta eficaz a muchos problemas? 

Y aquí tal vez me emerge el clásico chovinismo cubano, y al menos en mi caso (y el de muchos otros colegas) me he impuesto siempre transmitir a mis estudiantes una mentalidad abierta que suponga el ser capaz de pensar por si mismo y no reproducir mecánicamente como en tantos lugares del mundo se hace (por cierto, con frecuencia los que mejores infraestructuras poseen), de aceptación de lo diverso, de apertura al cambio, de sana aplicación de los beneficios de la duda, de ruptura de límites,… y hasta de miradas en un momento estigmatizadas de pragmatismo y eclecticismo, siempre que ello conduzca al bienestar de individuos y grupos humanos. Y a eso le añado que el alumno que recibo en las aulas suele ser altamente competente, que encaja muy bien en esta intencionalidad como ya lo han demostrado muchísimas graduaciones. 

Y aquí si no cambiaría nada, nada material puede sustituir esta realidad. 

¿La forma de hacer psicología en Cuba, de manera general, se acerca a la psicología que como psicólogo usted soñó? 

¿Te das cuenta porqué te decía de despolitizar el contenido de lo que habláramos?, ¡las preguntas vuelven como núcleo el tema cubano!,… y entonces las respuestas podrían reverberar sobre lo mismo, particularmente sobre el incómodo, pero inevitable, tema económico que suele también conducir a un “mas de lo mismo” atravesado por la política. 

Tal vez entonces mi respuesta a esta pregunta ya está incluida en tus anteriores preguntas, sobre todo la anterior,… y si algo nuevo te diría es que la psicología que yo soñé tiene que ver con la formación, lo mismo en Cuba que en cualquier parte del mundo, de tres “Ps” en mis graduados y que ya después decidirían ellos qué hacer en cualquier contexto en que les correspondiese ejercer: (1) ser buenas personas, seres humanos dignos, (2) ser buenos profesionales y prestigiar aquello que decidieron estudiar y (3) ser buenos patriotas, alejado de toda connotación politiquera; sino en el sentido de querer y sentirse parte de la geografía, las gentes, la Nación, la Patria que lo vio nacer y crecer a uno y dijo Martí que “es de todos”. 

¿Qué recomendaciones pudiera brindarle a todos los que de una manera u otra sienten inclinación por nuestra especialidad y se deciden a estudiarla? 

Hace unos años, el que era vicerrector primero de la Universidad de la Habana, persona amiga y altamente competente gustaba decir que “la Universidad es un modo de vida, no un medio de vida”, para hacerlo bien te tiene que correr por las venas,… con la Psicología ocurre otro tanto, para ejercerla hay que sentirla, convertirla en razón importante de tu existencia, y ello te obliga a elevados estándares de competencia y responsabilidad; no es deseable su aprendizaje y ejercicio si no es bajo tales condiciones. De manera simple esto recomendaría entonces: compromiso, responsabilidad competencia. 

En lo personal tanto la psicología como su enseñanza me han brindado infinidad de gratificaciones,… pero siempre he dicho que el día que no la sienta correr por mis venas, inmediatamente dejo de ejercerla sin que me tiemble el pulso, no hacerlo con apego es casi como traicionarla. 

¿Con P o sin P seguirá siendo la misma Psicología? ¿Una letra desde su punto de análisis cambia algo en su significado? 

Para mi gusto con P, confieso que no siempre suelo ser flexible y rápidamente tolerante a lo nuevo y a los cambios, porque hay convenciones que tienen que ver con identidades e historias, la raíz Psy es milenaria (aunque no sabría decirte si es griega o latina, je, je) y me gusta entonces la lealtad a la letra P,… pero la vida es mucho mas fuerte que gustos y preferencias y todo cambia, en buena dialéctica se dice que “lo único estático en la vida es el cambio”, y no creo que una letra cambie para nada el significado si algún día la moda o el llamado estado del arte conduce a su eliminación. A lo que sí no conduciría es a grandes cambios en su esencia y significado, el ser humano, la persona, no varía para nada por una convención, y a ese si hay que dedicar nuestra profesionalidad en aras de su bienestar,… ¡con P o sin P! 

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