El fin de las maldiciones

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Deporte

El ser humano es por naturaleza, propenso a divulgar y creer en aspectos sobrenaturales de la vida. Todos de una manera u otra tenemos nuestras supersticiones y mitos particulares, aunque no lo confesemos (en algunos casos) ni a nuestros padres, ni a los mejores amigos, ni tampoco a la pareja de la vida.

Lo sobrenatural nos influye, así como nosotros moldeamos mitos y leyendas, incrementando la mística sobre hechos, que quizás en un momento no le dábamos importancia seria y luego se convirtieron en verdad que nadie discute.

El deporte no escapa a este fenómeno. Recuerdo que años atrás Gabriel Batistuta (el goleador argentino de los noventa) en una entrevista afirmaba que Siempre antes de entrar al campo se abrochaba el taco izquierdo, ahora si las cosas le estaban saliendo mal, cambiaba y se empezaba a abrochar el derecho. Cuando Michael Phelps llegó a la olimpiada de Beijing 2008, con el objetivo de romper la marca de Mark Spitz, lo hizo con un bigote similar al que usara el otro famoso nadador por allá por la década del setenta ¿Sería casualidad? Si bien no duro mucho con esta imagen, no dejo de llamar la atención esta irreverencia del Tiburón de Baltimore.

Como mismo en la vida de una persona, hay personas que te regalan bendiciones, y deseos positivos, lamentablemente, en otros casos le sueltan a uno los peores deseos posibles, las llamadas maldiciones. En el mundo del deporte ha habido varias muy famosas. De tres de ellas les comentaré a continuación.

Los Medias Rojas de Boston es uno de los equipos con más historia y seguidores de la Mayor Legue Baseball (MLB). Durante los primeros años del siglo XX alcanzaron éxitos notables .Entre 1912 y 1918 ganaron 4 series mundiales y parecía que esa época de esplendor no pararía en mucho tiempo, pero si se detuvo, y más abruptamente de lo que muchos esperaban.

En 1919 Babe Ruth (el bambino) era el mejor pelotero de los Red Sox, aun cuanto todavía estaba por desarrollar todo su enorme potencial como bateador. Sin embargo el nuevo propietario del equipo, Harry Frazee, decidió traspasarlo a los New York Yankees, en lo que se considera la peor transacción de la historia del deporte profesional de los Estados Unidos. Desde entonces se comenzó a rumorar de la existencia de una especie de maldición del bambino, pues mientras los Yankees ganaban títulos tras títulos, el Boston se sumía en una etapa de fracasos repetidos y esperanzas perdidas.

No volverían a llegar los medias rojas a una serie mundial hasta el año 1946, aunque allí caerían en un cerrado play of, frente a los Cardenales de San Luis. En 1967 retornaron  a otra serie mundial, frente al mismo rival, los cardenales, y una vez más los de San Luis se llevaron la serie por 4-3.Apenas ocho años después un nuevo intento, un nuevo fracaso, esta vez también perdían en 7 juegos, pero frente a los Rojos del Cincinnati. Sin duda alguna, que cada año ganaba espacio en el imaginario social, el hecho de que no podían ganar debido a la “maldición del bambino”, pues tantos fracasos no podían ser obra de la casualidad.

En 1986 se efectuó una sensacional Serie Mundial entre los Medias Rojas, y los Metz de Nueva York. Los de Boston llegaron al último inning del sexto juego, ganando cerradamente el pleito. En ese momento ellos iban delante 3-2 en el Play Off, y si ganaban ese juego la maldición quedaría rota para siempre. Luego de dos outs y apunto de caer el triunfo de los Red Sox, un inofensivo roletazo por primera base se le fue entre las piernas al inicialista. A partir de ahí el desconcierto fue total, los Mets no solo lograron empatar el juego, sino que también se irían en ventaja, hasta finalmente ganar el juego. El séptimo juego se jugó casi por obligación, frente a un equipo de Boston sicológicamente destrozado, los Mets lucieron muy superiores y se llevaron el gallardete.

Llevaba ya 86 años la famosa maldición cuando en el 2004, tras los primeros juegos entre el Boston y los Yankees, los últimos ganaron tres en línea. Todo parecía indicar que el pacto secreto entre el Boston y el fracaso, duraría muchos años mas, pues ningún equipo en la historia de la MLB había logrado levantar un 0-3 en contra, sin embargo ocurrió el milagro. David Ortiz, Manny Ramírez, Kurt Schilling, Damon y los demás, comenzaron a jugar a un nivel altísimo, y contra todo pronóstico ganaron cuatro juegos en línea. Logrando una de las mayores hazañas en la historia del deporte profesional en USA. De todas maneras aun faltaba la final frente al esquivo equipo de los Cardenales, pero esta vez nadie podría impedir el triunfo del Boston, que en los años posteriores sepultaron con otros dos títulos, los restos de la susodicha maldición del bambino.

Otra de las maldiciones famosas del beisbol, es la llamada maldición de la cabra. En 1945 un fanático de los cachorros quiso entrar al estadio con su cabra y el personal de seguridad del estadio se lo impidió. Se comenta que aquel hombre anuncio que los cachorros no volverían a ganar una serie mundial y aunque la mayoría de la gente al principio lo tomó como broma, con el paso de los años, la maldición comenzó a penetrar en el imaginario social de los fanáticos. Los Cachorros de Chicago habían triunfado por última vez en una Serie Mundial en el lejano 1908. Luego de ese triunfo jamás volverían a estar ni siquiera en una serie mundial, en el resto del siglo. La gente los nombró Los adorables perdedores y cada vez que llegaban a una postemporada siempre surgía la expectativa, ¿terminará la mala racha de los Cubs?

El año 2003, acabó de convencer a los más escépticos, de que los Cubs tenían algo más que mala suerte. En un juego decisivo de la final de la liga nacional, una pelota de fly, que parecía seria capturada por Moises Alou, fue atrapada por un aficionado en el estadio, lo cual encendió la ira del pelotero dominicano, del equipo de los cachorros y de casi todo el estadio. En aquel momento no se permitía revisión en el video, por lo que la interferencia del aficionado, no podía reclamarse. Además la pelota en realidad, estaba ya casi fuera del límite del terreno, Alou podría haberla fildeado, como mismo la podía haber perdido, era una lance muy difícil. Lo cierto fue que a apartir de ahí el lanzador de los Cubs que venía lanzando excelente, perdió la concentración. Los Cachorros no solo perdieron la ventaja en ese juego, perdieron el juego en si y después el play off. El aficionado que atrapó la pelota, recibió hasta amenazas de muerte y tuvo que mudarse de ciudad. La maldición de la cabra adquirió entonces ribetes de histeria generalizada. Aun cuando a muchos no les gustaba sacar la cuenta que, antes de que se produjera el incidente con el caprino, ya los Cachorros llevaban más de 30 años sin buenos resultados.

Recientemente culminó  la Serie Mundial de este año 2016. El play off fue  sensacional, pues se enfrentaron dos equipos de muy pobres resultados en las últimas décadas, Los Cubs y los Indios. Cuando parecía que los indios se hacían con la Serie Mundial, ya que estaban encima por 1-3, los Cachorros se rebelaron y ganaron tres juegos en línea, algo bien difícil a este nivel. Finalmente los cachorros rompieron su desdichada cadena de reveses y tras 108 años sin coronarse lograron el triunfo, que fue bastante sorpresivo, pues pocos contaban con ellos para el titulo. Llegaba así a su fin, otra de las maldiciones históricas del deporte norteamericano.

Pues si bien hasta ahora les he mencionado dos maldiciones que ya fueron superadas, la última a la que me referiré se mantiene aun vigente.

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El Benfica, es un club de futbol que participa en la liga portuguesa. Es un equipo que en los años sesenta tuvo los mejores tiempos de su historia. De la mano del colosal jugador Eusebio, y del entrenador húngaro Bela Gutman, el club lusitano se adueñó en dos ocasiones del trofeo más codiciado, la Copa Europa de futbol (hoy Champions League). Sin embargo, el principio del fin comenzó, cuando el entrenador pidió a la directiva un aumento de sueldo. Al negarse estos al aumento exigido, Bela Gutman lanzó una frase que quedó para la posteridad: En los próximos 100 años, el Benfica no volverá a ser campeón europeo. Como pasó con otras maldiciones, al principio muchos se rieron de esas palabras, pues provenían de un hombre resentido y molesto, no de un adivino ni nada por el estilo.

Lo cierto es que el Benfica llegaría otra vez a cinco finales de copa Europa, en los años 1963, 1965, 1968,1988 y 1990, pero no pudo ganar ninguna. Por si fuera poco también llegaron a dos finales de copa UEFA en 1983 y 2013, perdiendo las dos. Mucho se ha escrito sobre el tema, incluso en varias ocasiones personalidades del club, han ido a la tumba de Gutman a pedir disculpas por el trato que le dieron en su momento, pero ni así ha logrado el Benfica liberarse de su maldición. También es bueno reconocer que al menos en los últimos 30 años, con la comercialización que ha ganado el futbol, el Benfica no esta por delante ni en presupuesto o plantilla, que equipos como Barcelona, Real Madrid, Juventus, Bayern Múnich, PSG o Chelsea, solo por mencionar algunos. Clubes que juegan en ligas muy competitivas y que son los que han disputado los lugares de privilegio en los últimos tiempos.

Imposible no es tampoco, pues el Porto (el otro gran club portugués) ganó la Champions en 2004, luego de eliminar a otros rivales mas encumbrados por el camino, aunque cada día se hace mas difícil para los clubes de la media. Al Benfica solo le queda jugar, y jugar bien, y no pensar más en su mala suerte, pues en algún momento esa barrera caerá.

Aun cuando las mayores maldiciones se quiebren y ya solo se mencionen, en son de broma. Las supersticiones permanecerán siempre junto al deporte, pues sus practicantes siguen y seguirán siendo, antes que atletas, seres humanos.

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